Valor humano
La mejor estrategia que conozco para medir de alguna forma el valor humano es la búsqueda constante del equilibrio entre calidad y dedicación. El resultado depende de la cantidad de tiempo y cariño invertida, que a su vez dependerá de la motivación (del latín motivus o motus, que significa ‘causa del movimiento’).
¿Qué nos mantiene motivados?
La psicología señala nuestro entendimiento personal del mundo como uno de sus pilares fundamentales. Steven Reiss propuso una teoría que enumera 16 deseos básicos que guian prácticamente todos los comportamientos humanos y definen nuestra personalidad:
- Aceptación, la necesidad de sentirse aprobado.
- Curiosidad, la necesidad de aprender.
- Comida, la necesidad de alimentarse.
- Familia, la necesidad de tener hijos.
- Honor, la necesidad de ser leal a los valores nuestro grupo étnico o clan.
- Idealismo, la necesidad de buscar justicia social.
- Independencia, la necesidad de asegurar la individualidad.
- Orden, la necesidad de tener un ambiente organizado y estable.
- Actividad física, la necesidad de hacer ejercicio.
- Poder, la necesidad de influenciar.
- Romance, la necesidad sexual.
- Ahorrar, la necesidad de guardar.
- Contacto social, la necesidad de tener amigos.
- Posición social, la necesidad de destacar socialmente.
- Tranquilidad, la necesidad de sentirse seguro.
- Venganza, la necesidad de obtener un desquite.
Nuestros motivos intrínsecos son por tanto, racionales y emocionales. En contraposición,están los externos, que enfocan las tareas o metas como un medio para alcanzar un fin (siendo los fundamentales incentivos el dinero, el tiempo y los bienes materiales).
La programación neurolingüística sostiene que no existe una manera de motivar al personal de toda una empresa, sino que los objetivos deben ajustarse a cada persona. Nosotros pensamos que los tres factores intrínsecos que señala Daniel Pink son la clave en el entorno laboral: autonomía o impulso que dirige nuestras vidas (libertad para tener control sobre lo que hacemos), maestría o deseo de ser mejor en algo que realmente importa, y propósito, la intención de hacer lo que hacemos por servicio a algo más grande que nosotros mismos. No obstante, a veces esos factores pueden verse afectados por la falta de reconocimiento o por la carga de trabajo, estamos tan preocupados por nuestros objetivos que se nos olvida celebrar nuestros éxitos.
¿Por qué no celebramos más a menudo las cosas buenas que hacemos?
Esta es una de esas preguntas que de vez en cuando nos hacemos, sobre todo cuando dejamos de fijarnos tanto en lo que aún nos queda por mejorar (que también es muy importante). Celebrar nos aporta perspectiva, nos invita a compartir y nos ayuda a dar valor a los logros. Solemos olvidar con facilidad que el valor humano es el activo más importante de nuestros proyectos, un valor escaso.
Los factores a través de los que podemos entenderlo mejor serían el tiempo, el talento y la energía:
Valor humano = Tiempo + Talento + Energía
El tiempo
Todos deberíamos valorar nuestro tiempo para elegir bien con quién lo disfrutamos o a qué proyecto lo dedicamos. El tiempo es algo finito y muy preciado, por ello a menudo para ofrecer nuestra mejor versión nos resulta necesario un tiempo de relajación. Todos necesitamos pequeñas recompensas por el camino, pero en Icarus además de poner €/h en nuestras tarifas también nos gusta añadir unidades de pasión dedicada por hora, estamos convencidos de que el tiempo que se emplea en una determinada tarea es inversamente proporcional a la pasión que nos inspira esa tarea.
El talento
No es algo que pueda fabricarse ni tampoco se produce en un laboratorio. Además exige de la presencia de otras constantes como formación, experiencia, habilidad, actitud, etc. Algunos estudios determinan que una empresa promedio tan solo considera el 15% de sus trabajadores como personas capaces de marcar la diferencia. Cuesta mucho encontrar y empoderar el talento en los entornos laborales y es algo cada vez más complicado; tanto es así, que algunas organizaciones se refieren a este problema en términos bélicos: la «batalla» o la «guerra» por el talento. Pero nosotros preferimos enfocar el talento como una planta a la que hay que proporcionarle los nutrientes y el agua necesarios para que de el mejor fruto, además de ponerla al sol de vez encuando. Y es que sin las sustancias adecuadas el talento se marchita o se escapa.
Es la combinación entre el talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito. Daniel Goleman
La energía
La Energía es la capacidad que posee un cuerpo para realizar una acción o trabajo, o producir un cambio o una transformación. En el entorno laboral está directamente relacionada con el compromiso y tiene varios niveles: físico (rendimiento), mental (concentración), emocional (ánimo) y espiritual (coherencia de valores).
La pirámide de Maslow puede ayudarnos a ver en qué cosas preferimos invertir nuestra energía. Aunque a priori parece algo abstracto, se podría medir el número de personas motivadas que desarrollan un proyecto y lo más importante, que les motiva realmente para seguir dedicando energía a ese proyecto. Según algunas investigaciones, los trabajadores «inspirados» son tres veces más productivos que sus colegas insatisfechos, sin embargo, siempre están en inferioridad numérica. Para la mayoría de empresas, solo uno de cada ocho trabajadores encaja en la definición de inspirado.
Caso de éxito
Recientemente convencimos a uno de nuestros clientes para hacer un ejercicio de team-building en un campo de paint-ball. Aunque para algunos pudo parecer un juego, fue muy interesante porque nos ayudó reforzar algunos valores que queríamos potenciar. Además recibimos muy buen feedback 🙂
La historia comienza con un grupo de personas que se coordinan durante meses para desarrollar una herramienta que permita llevar a cabo una parte del proceso de la compañía. Esa nueva herramienta deberá permitir realizar los mismos procesos que la anterior pensando en la escalabilidad y en mejorar la eficiencia. Durante esta primera fase se trató de reproducir exactamente lo que hacía la anterior, poniendo un gran esfuerzo en una migración tecnológica importante e incluyendo por el camino algunas mejoras.
Pero lo mejor del proyecto no fue que se llegara a poner en producción en un tiempo razonable un producto nuevo. Uno de los factores más importantes que se potenció en este proyecto fue precisamente el valor humano:
Optimizar mejor el tiempo e incluir a la gente necesaria en las reuniones adecuadas fue algo fundamental. Empezamos a demandar tiempo de algunas personas que tenían amplios conocimientos no solo de negocio sino también del uso de la aplicación. Además focalizamos en reuniones mucho más abiertas jugando un rol de agentes facilitadores inicialmente y desapareciendo al final.
Crear tribu y sacarle partido a la conexión entre el equipo de desarrollo y el equipo de producto que además eran usuarios de la herramienta. Todos creyeron en el proyecto y esto hizo descubrir talento en perfiles que habitualmente desempeñaban otras tareas. Personas que a lo largo del desarrollo y despliegue del servicio descubrieron otras facetas que ayudaron a conseguir el éxito del grupo. Y es que a menudo las personas necesitan que les den la oportunidad de alcanzar su mejor versión, el talento de una sola persona, por muy buena que sea, no puede competir contra el talento distribuido en un equipo multidisciplinar.
Muchas veces canalizar la energía de forma positiva es dificil. Algunas sesiones de algunas empresas pueden resultar muy duras, e incluso unos pretenden imponer su visión sobre otros. Pero en esta historia, desde el arranque, todos se basaron en valores que conocemos muy bien en ICARUS: honestidad, respeto y buen ambiente. Factores que sin duda nos ayudaron a canalizar todos los esfuerzos hacia las metas. Se maximizó la eficiencia y nos aseguramos de mantener los niveles de motivación de la tribu siempre en una zona segura.
Para nosotros, ese ejercicio de team-building entre bolas de pintura era un fantástico broche final a meses de duro trabajo entre dos áreas desconocidas entre sí que fueron integrándose poco a poco. Que aceptaron que la visión y el propósito de la tribu estaba por encima de cada uno de las visiones individuales para, de esta forma, lograr construir y evolucionar un nuevo producto de forma colaborativa.
Conclusión
Resulta curioso que en las empresas el capital financiero se cuide y preocupe más que el humano. Una posible explicación es que es los números se miden mejor que las personas. Los ‘buenos’ directivos, son valorados sobretodo por su ingenio para la gestión del capital financiero. El valor añadido que incorporamos en ICARUS con nuestro acompañamiento es tratar de ayudar a comprender que, si además de buenos directivos queremos buenos líderes, se debe poner el mismo cuidado en el capital humano que en el financiero.
Daniel Goleman describe al líder resonante como aquel capaz de generar emociones positivas en sus compañeros a través del cultivo de tres factores: conciencia, esperanza y compasión.
El liderazgo no tiene que ver con el control sobre los demás sino con el arte de persuadirles para creer en la construcción de un objetivo común.