Muchas personas desconocen el valor que puede aportar un interiorista en la actualidad. Se les suele confundir con decoradores o aparejadores; incluso algunas personas ignoran por completo qué les puede aportar este tipo de perfiles. En Icarus somos conscientes de que muchas empresas ignoran la importancia que tiene un espacio para sus clientes o para sus empleados. Nosotros sí sabemos que esos espacios son elementos fundamentales para tu negocio, por eso promovemos que el diseño de estos espacios va mucho más allá de la elección de unos materiales y elementos decorativos con frases motivadoras.
Hoy en día, gracias al boom de la transformación digital, el interiorismo está cobrando un papel más protagonista. Empezamos a pensar mejor los espacios comerciales para conseguir maximizar los resultados o rediseñamos nuestras oficinas pensando en la optimización y el confort de las personas que trabajan en ellas. No es que antes no se hiciera sino que ahora son aspectos que aportan diferenciación.
El espacio también forma parte del todo
En nuestra visión holística, el espacio es cultura. Cultura viva, cultura como experiencia acumulada de las personas que viven en ella, cultura como proceso, cultura como la combinación de distintas porciones de realidad: deseos, sueños, modos de ser, arte, tradición o innovación; elementos poderosos que promueven permanencia y ruptura al mismo tiempo. Elementos que potencian lo que somos para alcanzar lo que queremos ser.
Nuestro reto como firma de servicios holísticos consiste en estudiar la actividad en los espacios para potenciar la colaboración y la memoria. Cada elemento, cada decisión, cada momento compartido, cada punto, cada coma, se llevan a cabo con el objetivo de mejorar una experiencia y potenciar la motivación de las personas que vivirán en el. Sabemos que hay distintas etapas en el camino a la perfección, ya estemos diseñando una casa, una tienda, un restaurante o un hospital, siempre es necesario algo más que mejore lo anterior. Esto me recuerda una línea de nuestro manifiesto en Icarus:
“Estamos orgullosos de poder decir que a nuestros clientes les gusta ir más allá de lo que damos por supuesto, aquello que no se puede conseguir fácilmente. Necesitamos sentir que estamos aportando cosas inesperadas, escasas y valiosas.”
En este momento que vivimos, diseño y función pasan en muchas ocasiones a un segundo plano; a menudo como causa de una toma de requisitos mal planteados o simplemente porque no se pone el foco de verdad en el usuario. El diseño de espacios tiene que cubrir mucho más que la necesidad que se ve a primera vista. Debemos profundizar más y ser capaces de inspirar, generar expectativas. Apoyarnos en un recorrido de sensaciones y experiencias para lograr convertir lo que está viviendo una persona en un momento memorable.
El uso de la tecnología
Un mal uso de las nuevas tecnologías puede hacernos olvidar que los actores principales cuando surge cualquier necesidad suelen ser personas. Como personas que son, necesitan vivir y sentir en el lugar o contexto en el que habitan.
Un buen uso de la tecnología nos brinda un abanico de posibilidades, que implica un añadir de forma responsable trazas de innovación procedentes de otros campos. En Icarus, como firma de servicios holísticos, nos obsesiona, la optimización, la consistencia y la integración milimétrica, donde diseño y función del elemento A se puedan mezclarse con diseño y función del elemento B en perfecta armonía. Hago mención a esto porque hay muchos materiales físicos cada vez más ligados a la tecnología digital; objetos que forman parte del internet de las cosas: electrodomésticos inteligentes, vidrios que nos permiten controlar su opacidad, hologramas o incluso objetos autolimpiables.
Para conseguir combinaciones armónicas se necesita mucho trabajo de análisis, además de una fuerte variable psicológica para poder llegar a conocer lo que el usuario necesita en cada momento y hacerlo partícipe de las decisiones sobre el espacio. Para nosotros sería un error diseñar solo con la visión del diseñador sin tener en cuenta las personas que componen el sistema o los usuarios que hay al final de la cadena de valor. Debemos estudiar bien quién, cómo, cuándo y por qué se va a utilizar un espacio de trabajo. Sería una decisión muy pobre quedarnos solo con la parte de aplicar colores, materiales, muebles y formas, sin estudiar previamente una serie de determinantes que serán los futuros requisitos a la hora de crear.
Jano, pasado y futuro
Cuando diseñamos un espacio necesitamos conocer lo que pasa en ese espacio, pero también saber lo que pasó anteriormente y lo que queremos que ocurra en el futuro. Hoy en día, con tanta información a nuestro alcance y con todos los nuevos avances que aparecen a cada segundo, es difícil no dejarse influenciar entre tantas posibilidades al mismo tiempo. Nosotros no buscamos la moda buscamos significado y esencia. Es importante detectar que información es útil en cada caso y conocer muy bien de dónde venimos para enfocar mejor como aplicar esa información que hemos recopilado.
En la historia de la humanidad se han vivido muchos cambios que han ido sucediendo de forma cíclica, nuestra forma de trabajar nos permite anticipar mejor el futuro basándonos en conocer muy bien el pasado. Este es otro de los valores de nuestra metodología holística, la cual nos posiciona como una firma que acompaña el desarrollo de ideas aprovechando la experiencia de las personas y nuestro conocimiento de las tendencias del mercado.
Esa conexión con el pasado, a menudo nos lleva a inspirarnos en la mitología. En este caso con Janos el dios del tiempo. Tradicionalmente los dos rostros de Jano representan su facultad de ver adelante y atrás. Según la mitología, Jano, rey del Lacio (Latium, Roma – Italia) habría acogido en su país al dios Saturno que había sido destronado por su hijo Júpiter (Zeus) y que lo había reducido a la condición de simple mortal. Además de su hospitalidad, Jano atribuyó a Saturno las tierras del Capitolio romano. Para recompensarlo, el dios del tiempo le concedió la capacidad de conocer el pasado y el futuro, don simbolizado también por los dos rostros que miran hacia lados opuestos.
Personalidad e identidad
En el mundo del interiorismo existen dos tipos de interioristas: los que aplican su estilo propio en cada uno de sus proyectos y los que han aprendido a utilizar la empatía para entender mejor el contexto de las personas que habitan un espacio. En Icarus apostamos más por la segunda aproximación, porque creemos que sólo entendiendo mejor a las personas, se pueden construir espacios que las representen en los que se sientan confortables. Nuestra firma trata de buscar la esencia de cada individuo extrayendo lo mejor de él. Sabemos que mediante la escucha, la observación y la colaboración se consiguen mejores resultados.