Una forma sistémica de entender el mundo.

Mientras yo nacía el 6 de abril de l982, Eduardo Cesarman se encontraba desarrollando conceptos como entropía, sistemas o caos. Ideas tan complejas e interesantes como el nacimiento de un ser vivo. Cesarman no sabía que sus pensamientos escritos caerían en mis manos algunos años más tarde. He tenido la suerte de poder leer algunos libros que me han ayudado a profundizar y aclarar algunos de esos conceptos tan complejos que, posteriormente y de forma paradójica, simplificaron otros aspectos de mi vida.

El primer concepto que me interesó fue el de sistema. Siempre me cuestioné cómo se relacionaban entre sí las cosas, las ideas y el porqué de esa relación. Cesarman nos dejó esta definición de sistema:

“Un sistema se define como una entidad con límites y con partes interrelacionadas e interdependientes cuya suma es mayor a la suma de sus partes.”

Esta reflexión de Cesarman me llevó, hace ya algunos años, a tropezar con el concepto holístico. Por aquel entonces, me pasaba el día intentando mirar el diseño desde diferentes ángulos. Sin perder nunca de vista las aristas que representaban la forma y la función, empecé a observar otra nueva arista, la vincular. En este punto entendí que todo forma parte de otro todo y descubriendo la fractalidad. Investigando un poco más encontré que en 1904, Paul Souriau afirmaba lo siguiente: “no puede haber contradicción entre lo bello y lo útil; el objeto posee belleza desde el momento en que su forma es expresión manifiesta de su función”. Una reflexión interesante la de Soriau a la que añadiría alguna referencia al contexto, algo imprescindible en esta era de la digitalización y la comunicación exponencial. Y es que el contexto influye directamente en la función del objeto, es parte de esa arista vincular que lo hace pertenecer a algún todo.

Si queremos utilizar el diseño como vehículo para ayudar a mejorar nuestro entorno, ya sea digital o físico; no solo tenemos que poner el foco en la necesidad que cubrimos, o en tratar de hacerlo simple y hermoso, sino también en el contexto para el que se desarrolla.

La palabra “contexto” implica nuevas formas de organizarse como individuos creativos que van a diseñar nuevos servicios dentro de un sistema. Desde ICΛRUS tratamos de forma honesta y consciente el diseño sistémico orientándolo a la transformación. Ponemos el foco en las personas, sin ellas es imposible monitorizar la entropía. Esa base de honestidad, consciencia y personas, nos conducen al mundo del diseño estratégico, de servicios, de organizaciones… Aire fresco para cualquier organización que dejará a su paso el aroma de la co-creación, de la inteligencia vincular, de una toma de decisión distribuida; el aire pondrá de manifiesto que no todo es forma o función y que para crear servicios innovadores son necesarios más ingredientes.

Volviendo al concepto de sistema desde la perspectiva de la cultura, encontré matices en el liderazgo resonante de Goleman; que describió al líder resonante como la persona que es capaz de generar emociones positivas en sus compañeros a través del cultivo de tres factores: conciencia, esperanza y compasión. Estos valores son esenciales para nuestra tribu ICΛRUS; no sólo porque nos permiten generar mucha resonancia que potencia lo mejor de los demás, sino porque son valores que impulsan todo lo que hacemos desde nuestra firma de servicios holísticos.

Goleman y Cesarman han contribuido a que hoy estemos dándole difusión a esta iniciativa pero hay otros autores que también nos inspiraron y nos sirvieron de guía para entender mejor conceptos que nos hicieron transcender. Al final del artículo podréis ver algunas referencias.

Después de leer y reflexionar mucho, decidimos empezar a poner en práctica algunos aprendizajes. Despertó en nuestro equipo una fuerte ambición por cambiar el orden establecido de las cosas. Encontramos la energía necesaria para intentar aportar un valor extra a las iniciativas que co-lideramos. Hemos descubierto que la realidad no se puede entender únicamente desde una única posición, ni desde entidades o procesos. La realidad va más allá de los debates entre agilidad o cascada; no se trata de si te diriges al grupo o al individuo. Tenemos muy claro que todo está conectado y que la realidad se compone de totalidades/partes, holones. Sólo estudiando sus partes encontraremos el camino en la creación de servicios holísticos. El holismo defiende la sinergia existente entre las partes y no la individualidad de cada una.

Todo se puede entender como totalidad y parte, dependiendo del ángulo del observador. Además esto funciona a todos los niveles y prácticamente con cualquier elemento a nuestro alrededor, ya sean partículas, átomos, células, individuos, símbolos, ideas, tecnología, lenguaje, diseño, matemáticas, astrología, negocios. A continuación os presento algunas imágenes que muestran distintos ejemplos.

En las matemáticas y la biología

Matemáticas y biología

En la geometría

En el diseño

Diseño

De acuerdo con esta teoría sistémica, entendemos que los sistemas vivos se re-crean a sí mismos añadiendo complejidad; a veces, mejorando parte de los componentes que les resultan más útiles para la supervivencia. Estos sistemas, cada vez más complejos, se van adaptando a su contexto; pero sólo sobrevivirán aquellos que desarrollen la capacidad de incorporar cambios estructurales continuos a la vez que preservan sus patrones de organización.

Esto nos lleva a plantear que cuanto mejor se diseñen los cambios estructurales continuos del sistema, mejor se adaptará el sistema al entorno. Si además, somos capaces de medir cómo están funcionando esos cambios respecto al contexto, podremos descartar de una forma muy eficiente aquello que no está aportando valor e invertir más energía en nuevas fortalezas detectadas.

La metodología no es el fin, es un medio.

Las pequeñas mejoras constantes son el camino a la perfección. El otro día leí un artículo de mi amiga Elena Sánchez, publicado en “el economista”, que hablaba precisamente sobre este tema.

No hay que confundir lo «sencillo» con lo «simple». Sencillo quiere decir mantener el nivel de complejidad manejable y productivo, eso es la agilidad. La agilidad no es prisa, es adaptación al cambio, transversalidad, es sencillez; es invertir más tiempo y cuidado al principio, con el objetivo de prototipar e iterar cuanto antes, ofreciendo al cliente entregas más pequeñas y más productivas. También implica co-crear de abajo a arriba, porque la solución se genera «desde y con» aquellos que están viviendo esa necesidad en el día a día y que tienen el poder de solucionarlo. Así que estamos hablando de solucionar y proponer desde el lugar más realista y productivo, desde donde se produce el problema o la necesidad…. Toda una filosofía de vida y una revolución en potencia.

Al final del post te dejo el enlace al artículo completo de Elena.

Algo que creo que compartimos Elena y yo, es que ambos creemos que hoy en día es fácil que algunas personas sigan confundiendo el mapa con el territorio.

Muchas son las empresas que han entendido la importancia de los ciclos iterativos de incremento de servicio. Las mismas empresas que han transformado a sus jefes de proyecto en roles que han dejado de defender requisitos en favor de la defensa de las experiencias. Pasaron, de colar requisitos carentes de sentido en las pilas de trabajo de los equipos de desarrollo, a defender un servicio en evolución constante. En muchos casos incluso, llegaron extinguir los diagramas de Gantt, dejando paso a una distribución del trabajo en ciclos cortos. Esto les permitía poner en manos de los usuarios totalidades/partes de un servicio priorizadas en base a sus necesidades.

Muchas fueron las empresas que comenzaron a escuchar en boca de sus líderes de negocio palabras como sprints, demos o refinamientos. Con mucha paciencia lograron reforzarse, gracias en parte a la metodología, los lazos entre negocio y tecnología. Con esta base nacieron también muchas startups o empresas más pequeñas, lo cual fue una buena noticia para mucha gente.

“Cuando las posibilidades se expanden, todo comienza de nuevo”

Después de varios años trabajando y ayudando a algunas empresas a implantar nuevas formas de trabajo, nos hemos dado cuenta de que esa integración negocio-tecnología no es suficiente, falta integrar diseño, experiencia de usuario, cultura, innovación continua, responsabilidad… Mucha de estas empresas hablan de foco en el usuario y de transformación sin haber cambiado absolutamente nada. Se implantan metodologías que no terminan de conectar con la cultura, en muchos casos porque no se impulsan de forma integradora.

A menudo se generan opiniones sin haber visto todos los lados del cuadrado. No tener una visión holística, genera problemas en la cultura y sigue originando deuda en la calidad del servicio. Aún nos queda mucho que aprender y experimentar para lograr que todos los protagonistas estén sobre la mesa y que colaboren de la forma más eficiente posible.

Servicio holístico

Uno de esos lados del cuadrado que desde nuestro equipo ayudamos a integrar, ese agente catalizador que ayudará a lograr una mejor integración entre negocio, tecnología y usuarios, es el diseño. Tratado por cada integrante de nuestro equipo desde una perspectiva holística. Con la intención de reforzar este componente, que consideramos imprescindible para aquellas empresas que quieren crecer rápido y de forma consistente, hemos desarrollado una forma de trabajar basada en lo que llamamos el diseño holístico de servicios.

Hace mucho tiempo que los equipos de diseño pasaron a ser mucho más que un departamento transversal que recibía requisitos y devolvía entregables en un tiempo determinado. Los buenos líderes de diseño consiguieron convertir a estos equipos en un órgano vital para las decisiones estratégicas. Ahora tienen que consolidar ese papel protagonista, tanto en las fases de ideación como en las de planificación, desarrollo y monitorización de las iniciativas. Pero aún queda camino por recorrer; mejoras en la coordinación; acabar con los silos que impiden una colaboración integradora; poner más foco en la consistencia diseño/función de cada servicio que nos permita aligerar esfuerzos, reducir el time to market y asegurar que cubrimos lo que realmente es necesario para nuestro target.

A menudo nos encontramos en las empresas una ruptura entre el equipo de diseño y el resto de implicados en el desarrollo de servicios. Otras externalizan totalmente la ideación y el diseño. Solemos restarle importancia a la necesidad de que personas de distintas áreas puedan aportar valor con su visión del servicio.

Es aquí donde nace nuestra obsesión por lo holístico, por lo sistémico, por lo integrador. Queremos que todos sumen, representantes del negocio, equipos de desarrollo, roles de dirección, área comercial o equipos con la responsabilidad vital de atender a nuestros clientes. Todas y cada una de esas células forman un ecosistema que trata de cubrir una necesidad o generar alguna forma de valor; por ello todas tienen su parte de responsabilidad en la calidad del resultado. Cada uno de esas células en forma de individuos dotados de emociones, creatividad e inteligencia; cada una de esas células tiene una porción de realidad y un potencial.

Desde nuestra aproximación holística, pensamos que sólo uniendo todas esos pedazos de realidad tendremos la mejor versión posible de ese servicio, maximizando el valor que se ofrecerá a las personas que van a utilizarlo, afectando de forma positiva a la experiencia.

Por todo esto, hemos pensado que es un buen momento para lanzar nuestra firma de servicios holísticos. Queremos poner sobre la mesa toda una serie de herramientas, valores y aptitudes que nos permitirán hacer mejores a otros a la vez que mejoramos nosotros mismos. Sin la más remota intención de querer ser pretenciosos, ni esgrimir ‘palabros’ buscando una nueva estrategia de océano azul o vender una metodología como solución a todos sus males. Trataremos de poner en práctica una nueva forma de colaboración basada en la simplicidad y la honestidad. Desde el primer día de trabajo con un cliente nuestro objetivo es poner en valor lo que somos y lo que sentimos, apuntando hacia lo que queremos ser.

El diseño como parte de la cultura.

Después de trabajar en diferentes organizaciones, hemos comprendido algunos aspectos importantes para lograr provocar cambios que aporten valor de forma constante. Hemos logrado que algunos equipos de servicio con los que tuvimos la suerte de trabajar, pusieran más foco en sus usuarios y en el entorno, en el diseño orientado a la consistencia y a la innovación para ayudarles a adaptarse mejor al contexto actual de su mercado.

Siempre abanderando el pensamiento holístico y sistémico nos fuimos adaptando a la cultura organizacional, hasta convertirnos en un factor clave para activar las células que afectarían positivamente a la estrategia. Por el camino hemos tratado de identificar, involucrar y motivar a las personas adecuadas para potenciar el ciclo de vida de los servicios clave que soportan el modelo de negocio.

La experiencia de los integrantes del equipo ICΛRUS en diferentes disciplinas no nos han impedido poner en valor algunos denominadores comunes como: diseño, responsabilidad, equilibrio, honestidad, personas, valentía, innovación… Hemos conseguido implementar con éxito, de la mano de algunas empresas, un marco de trabajo que nos ha permitido evolucionar juntos. Potenciando, de esta forma, los valores clave de su cultura; mejorando sus métricas, así como la experiencia que estaban ofreciendo a sus usuarios.

Trabajar con ICΛRUS es trabajar la cultura, es evolucionar desde la co-creación. Siempre que hablamos en términos de cultura nos gusta recordar una maravillosa palabra africana: Ubuntu. Que significa: “yo soy porque nosotros somos”.

Para nosotros vivir a través de la cultura de una organización, significa romper con el individualismo, enriquecer desde la unidad y la diversidad. Por este motivo, tratamos de poner la metodología al servicio de la cultura así como la tecnología al servicio de las ideas. Procuramos que el crecimiento grupal sea la base que sustente el crecimiento individual. En nuestra aproximación holística podemos decir que trabajamos la totalidad y las partes al mismo tiempo.

Para despedir el artículo os dejo un video que nos encanta y que representa para nosotros la esencia de muchos de nuestros valores como inteligencia colectiva, cocreación, movimiento vincular.

Referencias

Las metodologías ágiles no bastan para la transformación digital – Elena Sánchez en «el economista».

Libros recomendados:

Holacracia – Brian Robertson
La necesidad del caos – Ori Brafman
Reinventar las organizaciones – Frederic Laloux
Antifrágil – Nassim Nicholas Taleb
Organizaciones Exponenciales – Salim Ismail
Liderazgo resonante – Goleman
Delivering Happiness – Tony Hsieh